12/5/08

Tabú

El ángel de la guarda le susurra a Fabián, por detrás del hombro:
-¡Cuidado, Fabián! Está dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la palabra zangolotino.
-¿Zangolotino?- pregunta Fabián azorado.
Y muere.

Este cuento es del argentino Enrique Anderson Imbert (1910-2000)

2 comentarios:

Aqua dijo...

Primero pensé: ¡que buen cuento! porque cierra perfecto.
Tras releerlo me dije: ¡terrible cuento! porque es terrible eso de que muera el pobre hombre por repetir la palabra que no tenía que decir.
Y por último reflexioné: ¡que horror! porque es su propio ángel de la guarda quien se encarga de darle el tiro de gracia...
En resumen, tiene de todo este microrelato. Ya quisiera poder escribir cosas así!
Le dejo un beso grandote, Capitán!

capitan iseka dijo...

Así es querida Aqua, no se puede confiar en nadie ya.
Saludos!