El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares del Sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves marinas los cielos sombríos y empavorecedores.
La lucha que sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se le antojó el abordaje; y la miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al escribir las olas en que se mecían cadáveres y mástiles rotos, el mísero escritor pensó en su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y fatales, y a pesar de todo fascinante, mágica, sobrenatural.
Aquellos que se ganen la vida escribiendo van a sentir una especial simpatía por este cuento del mexicano Julio Torri (1899-1970). Acá van a encontrar datos biográficos. Y si quieren información sobre el contexto social y político de la época en la que escribió, o sobre el grupo Ateneo de la Juventud que integró Torri, métanse acá y acá.
5 comentarios:
Es un novelista muy relacionado con la naturaleza que presenta y la realidad a la que alude.
Sinceramente, nunca había leído a este escritor. Hace poco descubrí unos cuentos suyos en una antología y me puse a investigar. Ahora quiero leer a todos los del grupo Ateneo de la Juventud.
Gracias por tus palabras wuilian.
Saludos!
Iseka,
lo peor de los mares narrativos no son los piratas, ni los molinos para las llanuras de este arte. En todo caso lo peor de lo peor está en la estepa del desánimo, en el desierto de la imaginación sin agua y sin sol, en la maraña selvática y confusa de un argumento inconcluso.
Luchar como un Torri sería una buena comparación para tener a mano.
Saludos, Capitán.
Imaginación, mi querido Capitán, es el ingrediente principal de cualquier ficción. Sin embargo, muchas veces queda el escritor sediento en medio de la estepa que se inventó.
Sigo leyéndo...
Bienvenido Joaquin, sin dudas es un paisaje bastante desolador en que pintás y, lamentablemente, no puedo decir que no lo conozca. Espero que no te pierdas en el y te des otra vuelta por acá.
Hola Aqua, lo que pasa es que la imaginación suele estar siempre muy sedienta y se aburre de tomar lo mismo. Hay que empaparla con otras cosas.
Saludos!
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